Probando René Barbier

Ultimamente he estado probando René Barbier sus origenes llegan de la mano de León Barbier, hijo de propietarios de viñedos en la región de Avignon quien, en 1880, se instala en tierras catalanas y funda su compañía en la provincia de Tarragona. León Barbier fue el primero en vender sus vinos en botellas y aplicó sus amplios conocimientos del tratamiento de la uva al clima y tierras catalanas. Su hijo, René, consolidó la calidad de los vinos y los distribuyó por todo el mundo; los resultados fueron unos magníficos vinos tintos, blancos y rosados de la mejor calidad.

He probado dos de sus vinos René Barbier Kraliner y René Barbier Roble.

El Kraliner Seco elaborado con uvas Xarel.lo, Macabeo y Parellada. Es de un color amarillo pálido alimonado y sutiles tonos verdosos, con un aroma intenso en el que predominan las frutas blancas como la manzana y el plátano a lo que acompañan elegantes notas de cítricos. En boca es fresco y sabroso con una ligera acidez; el sabor a frutas perdura largo tiempo y en él destaca el gusto de las manzanas verdes.
Todo ello hace que el René Barbier Kraliner Seco sea ideal para acompañar cualquier tipo de aperitivos, así como platos de pasta, pescados a la plancha e incluso marisco fresco.

El Tinto Roble de René Barbier se elabora con Tempranillo, Merlot, Cabernet Sauvignon y Garnacha y se conserva dos meses en barrica de roble. Es de un color cereza brillante y de una intensidad media. Tiene aromas intensos a frutas rojas maduras -como la cereza y la ciruela negra- y un fondo especiado que recuerda a la vainilla. En boca tiene una entrada suave y sedosa, con una persistencia de sabor media en la que se pueden apreciar aromas afrutados y de regaliz negro.
Esta complejidad aromática y de sabor hace que el placer de tomar este vino se potencie al acompañarlo de un buen plato de queso semicurado, un revuelto de setas o cualquier tipo de carne blanca.